Crea un buen ambiente que te acompañe y te invite a quedarte

Hasta que no tienes el hábito, sentarse a meditar o extender tu esterilla para practicar yoga puede resultar muy difícil; tanto que, para muchas personas se vuelve, incluso, un poco suplicio hasta que entran en ese estado. Por eso, es conveniente, favorecer el ambiente que nos rodea durante la meditación e invitar, tanto al cuerpo como a la mente, a mantenerse en quietud.

El ser humano funciona muy bien con costumbres, con una rutina, más o menos, definida, ¿por qué no aprovechas eso también para entrar en tu espacio íntimo?

Seguramente, cuando te dispones ir a dormir, haces ciertas pautas previas –como lavarte los dientes, atenuar las luces, dejar el móvil…- que ya le dan a entender a tu cerebro que ha llegado la hora de descansar y, de manera inconsciente, se empieza a preparar para ese momento.

Del mismo modo, puedes crear un ritual que el subconsciente asocie con la meditación y el yoga. Si no sabes por dónde empezar, aquí te dejo algunas ideas, que yo uso, para mantener el estado meditativo. Coge las que vayan contigo o enfócalas de otra manera para hacerlas más personales: va a ser tu sitio, así que cualquier cosa que te transmita paz y te haga sentir mejor, vale para que esté ahí.

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Elije un sitio fijo para tu práctica

Intenta que siempre sea el mismo lugar, así cuando estés ahí, lo identificarás con tu meditación y te incitará a sentarte y entrar en ella. Además, puedes adecuar el espacio con materiales que te ayuden a estar en calma. Te hablo de todo lo que te rodea en ese momento: los colores en las paredes, si hay cuadros colgados, el tipo de suelo y su comodidad, sentarse al aire libre rodeado de naturaleza, poner plantas si te gustan…

Pon un altar

Recuerda que se trata de un espacio sagrado para ti, así que también representa lo que significa para ti medita, ya bien sea sentado o practicando yoga en la esterilla. Personalmente, siempre animo a poner un pequeño altar que represente lo que necesito para aquietarme. Si te sirve para coger ideas, en mi altar siempre enciendo una vela por cada intención que quiero poner ese día en mi práctica; puede ser esfuerzo, escucha interna, liberar alguna tensión…

También tengo una figura de Ganesha para recordarme la voluntad y fuerza de superar los obstáculos que, la mente a veces no recuerda. Una piedra amatista con la que trabajo mi energía de cara a la espiritualidad y el equilibrio. Y siempre quemo un poco de incienso para darme un aroma que relaciono con ese momento. Son objetos con los que me encuentro conectada y me hacen sentirme en calma- Estoy segura que tú también tienes algo que te ayuda a mantener esa energía elevada, así que no lo dudes, ponlo en tu altar.

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Haz que huela como te gusta

El olfato también juega un papel fundamental para entrar en serenidad ya que, si hay algún olor que nos desagrada o, incluso, un olor muy fuerte, seguramente sea un factor de distracción.

Puedes encender velas olorosas, barritas de inciensos o aceites esenciales que te aporten aromas frescos y/o relajados. Los aceites tienen un uso muy amoldable: puedes ponerlos en un quemador, en un humificador, o echarte unas gotitas en algunas partes del cuerpo -cuidado, no todos los AE son tópicos-. Además, cada uno tiene unas propiedades distintas que puedes ir usando según sientas que necesitas ese día.

Aísla tu oído del exterior

Aunque, a veces, es imposible controlar los ruidos, sí es posible aislarse de ellos y, con el tiempo, ni siquiera ser conscientes de que están ahí. Para empezar ese camino de abstracción, es aconsejable –en la manera de lo posible—que tu lugar escogido tenga, de por sí, pocos sonidos alrededor.

Puedes poner una música tranquila de fondo, no muy alta para no abarcar toda tu atención, simplemente que haga de sonido ambiental. Si vas a escucharla con auriculares, busca también el volumen adecuado para aislarte del exterior, pero sin que te absorba. Otra opción es hacer unos cantos o mantras al principio, donde sea tu propia voz la que genere el sonido ambiental y la vibración interna se proyecte en todo el cuerpo y relajarlo.

Aclimata la vista a una luz agradable

Los focos intensos, o las luces azules de las pantallas, no son beneficiosos para nuestro cerebro y, aunque no nos demos cuenta, afectan a la concentración, al sueño y al descanso mental. Para meditar es más aconsejable tener luces tenues o luz natural y siempre que sea posible, que no venga de manera directa –una cortina fina en medio, o que la luz caiga en alguna zona de la habitación y no directamente a ti– a pesar de tener los ojos cerrados, puede llegar a molestar.

Mejor pequeñas lámparas repartidas por la sala que un foco arriba que ilumine todo el espacio. Siempre puedes complementar la luz con velas de distintos tamaños; puedes aprovechar las velas de tus intenciones para iluminar alguna zona.

Mantén una buena temperatura corporal

Durante el tiempo que estamos meditando o en la Savasana de yoga, es muy normal que nos baje la temperatura corporal –por la relajación– y nos saque de la concentración para estar pendientes de si tenemos frío. Utiliza alguna manga larga con la que te sientas cómoda, un pañuelo para tapar el cuello, o echártelo por encima de tus hombros, puedes usar mantas de yoga… ¡Y no olvides tapar tus pies cuando estés en la relajación final!

Como ves, hay mil formas de crear un espacio personal, así que cuídalo hasta el último detalle para que te transmite aquello que quieres encontrar ahí. Crea un lugar sólo para ti, que lo mires y te den ganas de quedarte ahí el tiempo que haga falta.