¿Algo raro sientes por dentro? Es la época de la oscuridad
Somos naturaleza. Pertenecemos a sus ciclos y variamos en sintonía. Al igual que ella tiene su época de oscuridad, nosotros también la percibimos: es hora de dejar y plantar nuevas semillas.
Tal y como lo he aprendido, trabajado y sentido, te lo transmito: somos el reflejo de la Pachamama –y las mujeres en muchos más aspectos, recuerda que la tierra es femenina—y, ahora, toca resguardarnos.
Otoño
La época en que las plantas dejan de dar frutos, se desprenden de las hojas que ya no les sirven y los animales comienzan a preparar sus guaridas. Es la estación donde la luz del Sol empieza a ocupar menos horas en el día, calienta menos y el frío comienza a ocupar su lugar.
Ahora mírate: tu cuerpo comienza a tener ganas de quedarse en casa, de estar más tranquilo y de replantearse más pensamientos en esos momentos de soledad. Aprovecha la energía de la naturaleza que cae, el prana que regresa a la tierra, para hacer una lista de aquellas sensaciones, emociones, miedos y herencias transmitidas que, al igual que ella, quieres soltar y sentir que dejan de ser parte de ti. Puedes hacerlo –como todo—con la manera que mejor encaje contigo: escribe aquello de lo que te quieras desprender y quémalo, haz un ritual en contacto con la naturaleza, rompe aquello que lo simboliza, grítalo a cielo abierto, deshazte de ello con una conversación… Busca la forma de alejarlo de ti, desde la intención y sintiéndolo realmente.
No sólo estamos predispuestos a desprender, sino que, en esta primera fase de introspección, nos empezamos a escuchar, también, nuestras motivaciones y nos apetece crear nuevos proyectos en los que trabajar en este periodo de ‘encierro’. ¡Hazlo, es el momento de la creación! Deja que las ideas salgan, que las intuiciones aparezcan y que la confianza en ti mismo crezca, para nuevos proyectos. Es tu similitud con la tierra: cuando las semillas se plantan para que den sus frutos en primavera.
Recuerda que la naturaleza no se queda únicamente en donde pisamos, sino que es todo el entorno en el que te encuentras, incluida la luna y sus fases. Otoño, según la tradición celta -en la que basamos este post- se relaciona con la luna menguante, ya que es un ejemplo más de esa energía natural que nos demuestra que es momento de “desaparecer” más exteriormente para permanecer en el interior. Su luz empieza a ser menos intensa, a ofrecer sólo una parte de ella y a esconderla, con el paso de los días, cada vez más. ¿Vuelves a sentirte reflejado?
Seguimos camino al invierno…
Invierno
La muerte de la vegetación. La capa que lo oculta todo y lo hiela. El frío que hace invernar a los animales. La etapa en la que te quedas, totalmente, en tu interior. Si en la fase otoñal nos preparábamos para refugiarnos, ahora toca mantenernos ahí. Eso no significa que pares con todo, que dejes de hacer. Al revés: es el momento idóneo para una escucha intensa, para empezar a darles forma a las ideas y creaciones que surgieron en tu cuerpo y mente de una manera tranquila, desde ese respeto al tiempo y paciencia que requiere.
Si es tu caso, también puedes seguir soltando si no lograste hacerlo del todo. Sigue siendo época de oscuridad, un periodo donde aumentar el amor propio con esos momentos dedicados a ti, a lo que te gusta y a la desconexión con lo que nos marca la rutina externa. Es, como en la naturaleza, muerte para resurgir nuevos brotes. No es un secreto aquí desvelado, es buscar la similitud con la Pachamama, de la que venimos y, por tanto, mantenemos sus ciclos.
Y como todo, y para todos, el invierno es un ciclo difícil y duro al que enfrentarse. Donde no ves cuándo va a llegar la luz, cuándo se va a descongelar y poder ver que, debajo, las semillas se mantuvieron vivas bajo tierra. Así que, si sientes que tus emociones se remueven, te sientes extraño sin explicación o te apetece no ser tan sociable, es porque te encuentras en la “muerte”. Mi consejo es que, aproveches estar muerto, para librar todo eso que debe salir cuando estamos a oscuras, cuando las emociones no se distinguen.
Recuerda que, en el cielo, esta etapa se refleja en luna nueva, o lo que es lo mismo, en el fin del ciclo lunar. Una luna que no se ve, que no ofrece nada de luz, que no busca ser vista. Está en su proceso de desaparecer para comenzar a iluminar de nuevo. ¿Te identificas? Vuelves a tener un elemento más que te acompaña en esta etapa de deceso, de un tránsito que no tiene por qué ser negativo si sabes observarte y aprovechar lo que te ofrece.
Es la época de la oscuridad… Así que, recuerda que, sino dejas que tus hojas se desprendan ahora, no dejarás espacio a que crezcan otras más sanas.
Un proceso que afecta al ser humano como un elemento más de esta tierra, pero, como he dicho al principio, las mujeres son más sensibles a estos cambios e, incluso, los trabajan de más modos, como ocurre con su ciclo menstrual. ¿Te sientes identificada con cada estación del año? ¿Con cada fase de la luna? Si es así, estate atenta, pues dedicaremos un post especial para hablar sobre la relación de la luna y la mujer, que traerá alguna sorpresa más que palabras escritas 😊.